Páginas
lunes, 25 de agosto de 2014
Urgente
Murió Pablo Saavedra (Pabloche), un ejemplo de lucha, optimismo y solidaridad
El docente matancero batalló con un
tumor cráneo facial durante 13 años, siempre con optimismo y
perseverancia. En 2013 editó su obra “Caminos de Revolución” y en este
año se convirtió en padre de una nena a la que junto a su esposa
llamaron “Lluvia”.
Luego de 13 años de batallar fuertemente contra un tumor cráneo facial, el 12 de agosto falleció Pablo Saavedra, el docente de Gregorio de Laferrere que con su historia movilizó a miles de personas que se sumaron a una cruzada solidaria que tenía como objetivo que “Pabloche”, como lo llamaban sus amigos, pudiera ser tratado en Estados Unidos.
En ese país fue intervenido en dos oportunidades, pero la enfermedad recrudeció y en los últimos meses su estado de salud desmejoró y se encontraba internado. El 12 de agosto sufrió un paro cardiaco y falleció a los 36 años, provocando un gran pesar en toda la comunidad.
La enfermedad que los aquejó durante más de una década lo llevó a modificar rotundamente su vida. Viajes, operaciones y tratamientos se volvieron parte de su rutina. A pesar de lo complejo y doloroso de los procedimientos a los que fue sometido, Pablo se mantuvo optimista, de buen humor y con un gran poder de adaptación, incluso a la pérdida total de la visión.
Pablo había combinado dos de sus pasiones, la música y la literatura, en su obra “Caminos de Revolución”, lanzada en mayo de 2013. El trabajo estaba compuesto por un disco y un libro con canciones y textos sobre temáticas sociales.
Caminos de Revolución nació con fines solidarios, ya que Pablo quería “devolver” todo lo que la comunidad lo había ayudado. En septiembre de 2013, el docente donó instrumentos musicales a la Escuela Primaria Nº 176 de Gregorio de Laferrere, que fueron comprados con la recaudación de su obra. “El objetivo que los chicos de bajos recursos de esta comunidad puedan disfrutarlos y expresar su arte a través de la música”, había dicho en esa oportunidad.
Pablo también había formado una familia, junto a su esposa se convirtieron en padres, a principios de este año, de una nena a la que llamaron Lluvia .
Sus familiares y amigos destacaron el optimismo y fortaleza con la que el docente afrontó estos años de lucha.
Fuente: Periódico SIC
sábado, 23 de agosto de 2014
Aniversario del "Éxodo jujeño"
El 23 de agosto de 1812 el ejército patriota a
las órdenes del general Manuel Belgrano lleva a cabo lo que se
conoce como el “éxodo jujeño”. El Éxodo Jujeño fue la retirada hacia
Tucumán que, cumpliendo parcialmente la orden de evacuación
hasta Córdoba impartida por el Primer Triunvirato de las Provincias
Unidas del Río de la Plata, emprendió —el 23 de agosto de 1812— el
Ejército del Norte, comandado por el general Manuel Belgrano, y la
población de San Salvador de Jujuy —que abandonó completamente la ciudad
y sus campos— como respuesta estratégica ante el avance del Ejército
Realista proveniente desde el Alto Perú y cuya retaguardia fue protegida
por el mayor general Eustoquio Díaz Vélez, resistiendo el acoso
enemigo. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de
fusilar a quienes no cumplieran la orden. Los realistas pretendieron
bajar por la Quebrada del Toro para cortar la retirada de los
rioplatenses. El brigadier Tristán envió sus avanzadas a hostilizar a
los que se retiraban, dirigidos por el coronel Agustín Huici. Éste
alcanzó a la columna sobre el río de las Piedras, entablándose el
combate de Las Piedras. La rápida reacción de Díaz Vélez logró allí una
victoria, cayendo en poder de los independentistas el mismo Huici. El
éxito obtenido en el combate de Las Piedras por Díaz Vélez alentó a
Belgrano a detener la marcha. Ya desde antes, Belgrano se había
apercibido que retirándose hasta Córdoba en espera de la ofensiva de los
realistas, éstos podrían fácilmente esquivar las defensas en Córdoba y
avanzar directamente sobre Buenos Aires.De modo que, invitado por los tucumanos —y contando con la colaboración de la poderosa familia Aráoz, emparentada con su segundo, Díaz Vélez, y con el joven teniente Gregorio Aráoz de Lamadrid— y desobedeciendo las órdenes impartidas desde Buenos Aires de retirarse hasta la ciudad de Córdoba, se trasladó hacia San Miguel de Tucumán, donde esperó al ejército de Tristán.
Comunicó esta decisión al Triunvirato, pero Rivadavia le contestó ordenándole nuevamente seguir viaje hacia Córdoba. Cuando esa orden llegó, Belgrano ya había derrotado a Tristán en la batalla de Tucumán —la más importante en la Guerra de Independencia de la Argentina— y había obligado a las tropas realistas a retroceder hacia el norte. De ese modo, los independentistas recuperaron el control de esa región, control que se hizo completo con una segunda victoria en la batalla de Salta.
Por otro lado, la victoria de Tucumán causó la caída del Primer Triunvirato y su reemplazo por el Segundo Triunvirato, que apoyó más decididamente al Ejército del Norte sin descuidar a Montevideo.
Como símbolo patrio, la misma bandera fue donada por el general Belgrano al Cabildo de Jujuy el 25 de mayo de 1813, como premio y homenaje a ese pueblo que lo acompañó en el éxodo del 23 de agosto de 1812, y que posibilitó los triunfos de Las Piedras, Tucumán y Salta. Su tela es de raso, consta de tres paños y lleva pintado el escudo de la Asamblea del Año XIII. Su confección y pintado se realizó en la ciudad de San Salvador de Jujuy.



