A quién no le ha pasado que por ponerse un polo de un grupo de metal ya es catalogado como violento y con problemas psicológicos.
Un estudio reciente de la Humboldt State University desmiente estos prejuicios.
El género metal se asocia erróneamente con el headbanging, el satanismo y la decapitación de animales. Hoy en día varios documentos aportan a que este género, y todas las formas de música ‘extrema’, pueden influir positivamente en el oyente, inspirando calma y felicidad en vez de ira y deseos de destrucción.
Las estadísticas
Un nuevo estudio de la Humboldt State University (fuente en link) revela que en la década del 80´ diversos oyentes de metaleros eran significativamente más felices en su juventud en comparación con sus compañeros, y actuales universitarios. Este estudio evaluó a 377 adultos: 154 que habían sido fans del metal, músicos o groupies en los años 80; 80 que escucharon música diferente en el mismo momento y 153 estudiantes universitarios de California.
El paso a la vejez
Los resultados muestran que los fanáticos del metal reportaron mayores niveles de felicidad que los otros grupos y también eran menos propensos a tener algún remordimiento acerca de las cosas que habían hecho en su juventud. La clave para que los fans del metal pasen a la edad adulta feliz sugiere que se sitúa en el célebre sentido de comunidad entre los metaleros.
La curioso es que el metal era considerado ‘corrosivo’ para los valores morales en la década de 1980, en Estados Unidos 1 de varios grupos como el Parents Music Resource Center, encabezado por Tipper Gore pretendían educar a padres de familia de ‘modas alarmantes’ pues el escuchar esta ‘música corrosiva’ generaba violencia, el consumo de drogas, el suicidio, etc… y así censurarla.
Se resume entonces que no solo los niveles de felicidad aumentan por la constante del escuchar metal y de participar entre su comunidad, si no que lo mal visto como prejuicio termina siendo totalmente lejano.
Se resume entonces que no solo los niveles de felicidad aumentan por la constante del escuchar metal y de participar entre su comunidad, si no que lo mal visto como prejuicio termina siendo totalmente lejano.