"Sinceramente, me sentí como en los primeros tiempos", cuenta Rehbein. "Sin horarios ni plazos que cumplir, volvimos a hacer música sólo para nosotros, libres para experimentar, arriesgarnos y divertirnos".
Es esa sensación de ilimitada libertad y posibilidad la que compone el adictivo "Colorado", el nuevo single del dúo (y primer lanzamiento totalmente independiente en su propio sello Muggelig Records). Escrita y grabada en un instante de inspiración, la canción mezcla la esencia del indie rock con el brillo del electro-pop intercalando la guitarra con el sintetizador, mientras transforma el doloroso desamor en algo totalmente trascendente e hímnico. Mientras que gran parte de los trabajos anteriores de Milky Chance incorporaban influencias acústicas del reggae y el folk, "Colorado" se inspira más en el mundo del punk, con unos arreglos dinámicos y vigorosos y una letra cruda y desgarradora. "Lo teníamos todo, pero qué sé yo", canta Rehbein, equilibrando la frustración y la decepción a partes iguales. "Intento alejar la pena / Pero hoy es demasiado tarde / Lo intentaré mañana".
"Si hay un aspecto positivo del año pasado", afirma Dausch, "ha sido la oportunidad de extender nuestro sonido a extremos a los que nunca habríamos ido de otro modo. Cuando se está constantemente de gira la visión suele limitarse, pero tener un descanso como este nos ha dado una nueva perspectiva de las cosas".
En efecto, Milky Chance ha estado en perpetuo movimiento desde el lanzamiento de su estelar single de debut, "Stolen Dance". Grabado en la casa de la infancia de Rehbein, en Kassel (Alemania), el tema se convirtió en un hit internacional después de que la banda lo publicara en internet en 2013, encabezando las listas de éxitos en más de una docena de países antes de cruzar el atlántico y alcanzar el número 1 en la lista Billboard Alternative Chart. Demostrando que eran más que un single exitoso, el dúo regresó ese mismo año con su aclamado álbum debut, sadnecessary, que SPIN aclamó como "encantador y discreto" y el New York Times calificó como "una difusión beatnik de fingerpicking con pulsos de sintetizador influenciados por el jazz". En los años siguientes, el dúo pasaría casi todo su tiempo de gira, haciendo breves pausas para grabar sus continuaciones, igualmente bien recibidas -Blossom, de 2017, y Mind The Moon, de 2019- antes de volver a salir de gira.
"Desde ese primer álbum hasta Mind The Moon todo se sintió como una larga carrera", expresa Dausch. "Definitivamente evolucionamos como banda a lo largo de esos años, particularmente al convertirnos en un cuarteto a la hora de tocar en vivo, pero todo se sintió como parte del mismo capítulo. Tener por fin tiempo en casa nos sacó de muchas de nuestras rutinas y nos ofreció el espacio para crecer como artistas".
Aunque los dos siempre estaban trabajando, incluso cuando estaban separados, las cosas realmente empezaron a funcionar a toda máquina en agosto de 2020, cuando Rehbein se mudó a Berlín, donde Dausch había estado viviendo durante los últimos años. De nuevo en la misma ciudad, como en los viejos tiempos, comenzaron a ir juntos al estudio a diario, trabajando tanto por su cuenta como a distancia con varios diferentes coautores y productores.
"El estudio se convirtió en una escapatoria, un escondite para nosotros", cuenta Rehbein. "Era un lugar donde todo era posible".
Fue esa sed de algo fresco y nuevo lo que llevó a Dausch y Rehbein a estirar su sonido en direcciones audaces, abriendo su proceso creativo de manera importante a colaboradores externos por primera vez.
"Siempre hemos estado solos escribiendo y produciendo", dice Dausch, "y aunque eso sigue siendo principalmente así, queríamos aprovechar este tiempo para ir más allá de lo que nos resultaba cómodo. La música tiene que ver con la comunicación y la conexión, y trabajar con otras personas nos introdujo en mundos completamente nuevos y nos puso en contacto con partes de nosotros mismos que nunca habíamos realmente explorado".
El esfuerzo que Dausch y Rehbein ponían en el estudio, los llevó naturalmente a esforzarse también en otros aspectos de sus carreras. Siendo ya líderes de la industria con su iniciativa Milky “Change”, que promueve la conciencia ecológica y la sustentabilidad en la industria musical mediante la plantación de árboles para compensar la huella de carbono de sus giras, la banda decidió dar el salto y volverse totalmente independiente, empezando con "Colorado".
"Dirigir nuestro propio sello nos da la posibilidad de ser creativos tanto con la forma de hacer llegar la música a la gente como con la forma de crearla", afirma Dausch.
"Hay más responsabilidad", añade Rehbein, "pero también hay mucha más libertad".
Y así, todo vuelve a la libertad del dúo: libertad para crear, para explorar y para ser dueños de su propio destino. Milky Chance ha recorrido un largo camino en los últimos diez años, pero hoy en día se sienten felices de haber vuelto al punto de partida.