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domingo, 27 de noviembre de 2016

Quiet Riot brilló en San Pablo

Enviados especiales: Fabián Solari (texto) / Vero Rodriguez (foto) - Un mes especial es el mes de noviembre en la vida de Quiet Riot ya que han ocurrido los hechos más trascendentes de su existencia: se han editado los dvd Live in Japan '89 en 2004 y el conmemorativo de los 20 años de Metal health en 2013, han nacido miembros del team dorado y también del actual como Frankie Banali y Rudy Sarzo por un lado y Alex Grossi por el otro, "Cum on feel the noize" llegó a su pico como N° 5 en el Billboard Hot 100 y "Metal health" ha alcanzado el primer puesto del ranking de discos siendo el primer álbum de heavy metal en lograrlo en la historia en 1983, han fallecido el vocalista por excelencia Kevin DuBrow, uno de los fundadores y Delores Rhoads, madre del otro fundador de la banda Randy Rhoads. Estos hechos vienen a cuenta de la presentación de Quiet Riot en Sudamérica, precisamente en Carioca Club de la ciudad de San Pablo, Brasil. Como parte del 15° aniversario de la radio local KissFM, la banda se presentó en dicho espacio para brindar un concierto prometedor. Al decir de los paulistas en particular y brasileños en general, hubo un mal manejo en cuanto de la difusión y promoción ya que las redes sociales estuvieron - antes y después - al rojo vivo denunciando tal cuestión. Más allá de ello y sin saberlo, llegamos a San Pablo con todas las expectativas puestas en una banda que nos pegaba más en el corazón que en la cabeza. Con el correr de las horas nos fuimos dando cuenta que sólo en las redes sociales de la banda y la radio estaba anunciado el concierto, ni siquiera en la página de Carioca Club. Tuvimos que ir hasta el lugar para confirmar que el concierto se llevaría a cabo. Luego sí, nos quedamos tranquilos sabiendo que todo iba por los carriles normales, por decirlo de alguna manera.
Luego de los locales Highlander, quienes tocaron clásicos del hard rock y AOR para deleite de los presentes, el escenario quedó a punto para lo que se venía. Frankie Banali en batería, Chuck Wright en bajo, Alex Grossi en guitarra y Jizzy Pearl en voz llegaron a esta parte del mundo para hacer lo que mejor saben hacer: rockear. A las 19.11 hs sonaron los últimos acordes de "We will rock you" de Queen dando lugar a una brevísima intro de "Metal health" para calentar el clima de entrada. La explosión llegó con "Run for cover", el primer tema, con un inquieto Jizzy Pearl quien no paró de moverse un minuto a lo largo de todo el concierto. Inmediatamente "Slick black cadillac" detonó lo que aún no había estallado si es que algo quedaba por conquistar en el Carioca Club. El sonido no estaba siendo del todo bueno y en varias oportunidades Pearl pidió por el retorno. El carisma y el dominio de escena del vocalista cubrió lo que hubiese sido un bache - por problemas en la batería de Banali debido a su visible emoción - al ritmo de obrigado, la única palabra en portugués que conocía. Párrafo aparte para las luces que invisibilizaron todo el tiempo a Banali con reflectores directos a la audiencia. Inmediatamente irrumpieron con "Mama weer all crazee now" seguido de "Whatever it takes" - tema que rara vez incluyen en el setlist - "Sign of the times", "Love's a bitch" - excelentes coros de Wright y Grossi -, "Condition critical" y "Put up or shut up" promediando así el show. En un clima de distención, Banali tomó el micrófono e hizo delirar a la audiencia a cada palabra siempre en inglés, salvo cuando buscó y le regaló sus baquetas a un argentino que viajó desde Buenos Aires para ver a Quiet Riot en vivo por primera vez (ese argentino es quien redacta esta reseña). Recordó a los fundadores de la banda Kevin DuBrow, al conmemorarse 9 años de su fallecimiento, y Randy Rhoads para quienes solicitó un minuto de silencio como ocurre últimamente en cada presentación. A 33 años de la mayor gloria y punto de visibilización para el heavy metal que Quiet Riot supo ostentar - y ostentará hasta el final de los días - celebró en Sudamérica con los brasileños, aunque también había argentinos - al menos dos - y panameños. "Sólo quería que Kevin DuBrow estuviese vivo para que esté con nosotros y también a Randy Rhoads, imagino la cantidad de cosas buenas que nos habrían dejado a todos", dijo Banali. Seguidamente y en forma acertada para el setlist, sonaron "Thunderbird", "Party all night" y "It sucks to be you". A esta altura a nadie le importaba que las luces enceguezcan por dirección y potencia ni tampoco a Jizzy Pearl le importó el retorno con el que venía luchando porque todo era fiesta a puro hard rock, y del bueno. Chuck Wright se adueño de la escena con una brillante ejecución de "Bass case" como introducción para que uno de los temas más ovacionados, "The wild and the young", sea el inicio de la última parte con "Let's get crazy", en medio del cual Alex Grossi tocó un solo demostrando su jerarquía. "Cum on feel the noize" hizo cantar a todo el reducto que estaba listo para la explosión final cuando tocaron "Metal health" ya que se cantó y coreó de principio a fin riff incluido. Parecía que todo terminaría ahí pero a los pocos minutos regresaron para hacer "Highway to hell", tema con el cual se despidieron dejando exhausto a un público que quería más. Abandonaron el escenario entre gritos y aplausos e inmediatamente bajaron para saludar a los fans y atender sus requerimientos siempre con la mejor predisposición.
Lejos quedaron los años de brillo y de gloria, de nombres rutilantes en su formación, de discos exitosos y de temas radiales. Pero algo que nunca se diluirá es al amor y la devoción de los fans y el apoyo que los músicos tienen en forma incondicional para seguir adelante. Ellos lo perciben y se brindan con lo mejor que tienen. A partir de enero próximo no estará Jizzy Pearl ya que Seann Nicols ocupará su lugar, habrá disco nuevo con edición física, grabación de un videoclip y gira presentación. La vida sigue y Quiet Riot goza de buena salud, gracias al olfato de su líder Frankie Banali y sus fans que nunca lo dejarán librado a su suerte. Sería una excelente idea que en la próxima gira incluyen Buenos Aires. Aquellas expectativas que nos pegaban más en el corazón que en la cabeza ahora nos pegan tanto en el corazón como en la cabeza con la misma fuerza. Quiet Riot goza de buena "Metal health".